RESEÑA HISTORICA
Los indios quichuas (Kichwas),
denominados también indios Canelos o alamas fueron los primeros
indígenas de la Amazonía en ser sometidos al cristianismo por parte de
la Iglesia Católica, a través de los Dominicos y Jesuitas, que permitió
afianzar la colonización en sus zonas.
La declaración de la Iglesia en 1967: que
todos los indios del antiguo imperio Inca habían aceptado el
cristianismo, no era muy católica que digamos; los Canelos no estaban
incluidos en esta declaración, ya que habían sido los primeros en
cristianizarse, según el historiador Rodolfo Toranzo.
Los indios Kichwas, llamados en
principio Canelos, por ubicarse en el denominado País de la Canela
debido, a la abundancia de canelo en la zona, fueron bautizados como
alamas (hermanos) por parte de los Dominicos, que fueron los primeros
religiosos en llegar a Pastaza, justamente en lo que hoy es la
parroquia Canelos, la más antigua de la Amazonía Ecuatoriana.
En 1581, los Dominicos fundan Canelos, en
la desembocadura del río Pindo y 1782 las epidemias, alzamientos y
luchas de resistencia indígena, reducen a 18 mil pobladores. Desaparecen
el 100 % de los Roamayna; el 90% de záparas, el 80% de los Gayes, el
70% de los Andoa y el 60% de los Avijira
En 1624, entró a este lugar el primer
padre Dominico, Sebastián Rosero, y en 1891 se establecen
definitivamente los Dominicos españoles, fundando el Primer Vicariato
Apostólico. De ahí en adelante comenzó el sometimiento al catolicismo a
los indios Kichwas, que posteriormente se convirtieron en los primeros
aborígenes amazónicos incorporados a la civilización occidental.
ORGANIZACIÓN
Según el padre dominico, misionero,
Antonio Cabrejas, los nativos de la zona que vivían dispersos en
grupos familiares reducidos a lo largo de los ríos, sin mayor sentido
comunitario ni conciencia de tribu, comenzaron a agruparse por
iniciativa de los misioneros a fines del siglo XIX. Con la
concentración y vida en comunidad se inicia también su organización: se
establece la institución de los varayos, con el curaca al frente,
nombrados cada año por los misioneros que en aquel entonces actuaban
muchas veces como delegados del Gobierno Nacional.
En lo que es hoy Puyo, parque 12 de
mayo, estuvo ubicada la casa ceremonial de los Pinducruna, conocidos
como comuna “San Jacinto del Pindo” desde el 11 de marzo de 1947,
cuando los Kurakas encabezados por Severo Vargas, lograron un acuerdo
con el entonces presidente Velasco Ibarra, que legitimaba, bajo los
principios establecidos en la Ley de Comunas, la organización de los
Kichwas de esta parte de sus territorios.
Tanto el marco legislativo vigente –a
través de la Ley de Reformas Agrarias y Estado-, influyeron para que
las comunidades de los pueblos huaorani, zápara, achuar, shiwiar y
especialmente kichwa, se aglutinen en torno a un modelo organizativo
ajeno a sus prácticas y cosmovisión, aunque funcional a sus
necesidades y urgencias políticas.
En ese contexto y con la participación de
70 delegados de Arajuno, Chico Méndez, San Jacinto del Pindo,
Sarayacu, Santa Clara, Pakayacu, Montalvo y Canelos, se realiza la
primera Asamblea de la FECIP (Federación de Centros Indígenas de
Pastaza) en la comunidad de Puyopungo, entre el 19 y 21 de diciembre
de 1977. Sus objetivos fueron crear “una fuerte organización que
aglutine a todas las comunidades indígenas de Pastaza y luchar contra
la marginación socioeconómica, política y cultural”.
FECIP sería el antecedente inmediato a
lo que más tarde se conocería como la Organización de Pueblos Indígenas
de Pastaza (OPIP), que en 1981 surge con 30 comunidades de base. Poco
antes de aquello, en 1980, por iniciativa de la FECIP, la FOIN
(Federación de Organizaciones Indígenas de Napo) y de la Federación
Shuar, se realiza el Primer Congreso Constitutivo de la Confederación
de las Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE).
Años más tarde se logra el reconocimiento jurídico de la OPIP,
mediante Acuerdo ministerial N°.612, del 16 de julio de 1984, del
Ministerio de Bienestar Social.
TERRITORIO Y UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Los Kichwas de Pastaza están ubicados en
las cuencas de los ríos Curaray, Arajuno, Bobonaza, Pindo, Anzu y
Puyo, principalmente, distribuidos en 131 comunidades de más de 17
asociaciones, con un territorio de 1’115.472 hectáreas, entregados en el
Gobierno de Rodrigo Borja en 1992, aunque los dirigentes kichwas
manifiestan que su territorio alcanza 2 millones de hectáreas. Sus
principales organizaciones son: la OPIP, Fenakipa (división de la
OPIP), Asodira, Aiepra, además de la Asociación de Centros Indígenas
de Arajuno “ACIA” y la Asociación de las Nacionalidades Kichwas del
cantón Santa Clara, ANKIS, ambas filiales de la OPIP.
POBLACIÓN Y CULTURA
Suman alrededor de 20 mil habitantes,
según la actualización de OPIP, y constituyen la agrupación más
numerosa e importante de nativos de Pastaza. Entre ellos pueden
distinguirse dos grupos no muy diferenciados: los del sector del río
Arajuno y de la vía Puyo-Tena, que comparten algunos rasgos de los
Kichwas del Napo, llamados comúnmente “Yumbos”, y los “Canelos”
establecidos en las riveras del Bobonaza, Villano, Conambo, Curaray y
en las cercanías de Puyo integrando la Comuna San Jacinto.
La cultura de todos estos pueblos es
bastante común, pues está marcada substancialmente por el medio
ecológico en que viven: la selva amazónica, con todas sus posibilidades
y limitaciones.
Su cultura, típicamente silvícola se caracteriza por una perfecta armonía del hombre con la naturaleza que le rodea.
La modalidad de sedentarización de estas
comunidades asume características comunitarias, es decir un
ordenamiento colectivo en cuanto a los regímenes de la tenencia del
a tierra, acceso y manejo de los recursos. Sin embargo, existen
también modalidades de tendencia individual o familiar.
Algunas de las comunidades de Quichuas,
entre las que se cuentan las de asentamiento tradicional, no han
recibido las adjudicaciones legales de sus posesiones, por lo que se han
visto obligados a recurrir a la auto linderación, sobre todo teniendo
en cuenta las dificultades que se dan por la presión demográfica.
El problema territorial ha suscitado
conflictos interétnicos que han enfrentado a los sectores indígenas y
colonos, y entre los diferentes grupos indígenas, como el caso surgido
entre los Kichwas y Huaoranis en el Parque Nacional Yasuní.
Aunque los Kichwas han adoptado muchas
de las prácticas culturales de los mestizos, aún siguen utilizando los
recursos faunísticos y florísticos de los bosques húmedos tropicales
para usos artesanales, nutricionales y medicinales. Conservan los
sistemas de agricultura tradicional aunque con restringidas
posibilidades de traslados o rotaciones para el uso de los suelos.
Los cambios profundos en sus comunidades
han hecho que su economía se torne cada vez más dependiente del
abastecimiento externo de bienes mercantiles, por lo que han
desarrollado sistemas de transacciones comerciales que involucran a
redes locales.
COSTUMBRES
Entre las costumbres que prevalecen en el
pueblo Kichwa, se manifiesta la artesanía de la cerámica, aunque en
los últimos tiempos ha bajado su producción, por lo laborioso de su
confección y el cuidado que requiere para su transportación; en su
lugar, ha sido reemplazado masivamente por la práctica de la
artesanía en balsa que ha copado los mercados de centros urbanos.
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